TODOS en algún momento hemos perdido el
equilibrio y hemos acabado tendidos en el suelo.
Cuando hablamos de una caída podemos
estar refiriéndonos a infinidad de cosas como la caída desde animales, en
vehículos de transporte, caídas por la calle, en casa, en el agua u otras
superficies.
Aunque la mayoría de las caídas suelen
ser involuntarias, muchas de ellas se pueden evitar con sencillos trucos, de
modo que no se produzcan lesiones.
Algunas de estas lesiones relacionadas
con las caídas pueden ser mortales, aunque la mayoría de ellas no lo son. Sin
embargo, cada año se producen 37,3 millones de caídas cuya gravedad requiere
atención médica.
Al igual que otros elementos que
pueden influir de manera negativa en nuestra salud, existen una serie de
factores de riesgo que nos hacen más propensos a sufrir caídas, como son
realizar ciertas actividades laborales, el consumo de ciertas sustancias,
patologías médicas, efectos de ciertos medicamentos y la falta de seguridad en
el entorno, entre otros.
Las personas mayores de 65 años y los
niños son quienes sufren más caídas mortales seguidos de las personas con algún
tipo de discapacidad.
Tanto
la población que se encuentra dentro de estos grupos como la que no, puede ver
deterioradas las actividades de la vida diaria debido a las consecuencias de una
caída. Para evitar y reducir esta disminución del desempeño de las actividades
diarias se llevan a cabo unas estrategias preventivas, las cuales deben hacer hincapié en la educación,
la capacitación, la creación de entornos más seguros, la priorización de la
investigación relacionada con las caídas y el establecimiento de políticas
eficaces para reducir los riesgos.
Entérate más sobre estas estrategias
en la asociación con nuestro taller de “Prevención
de Caídas”. Noviembre de 2017: dias 20,23 y 27.
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